Muchos agasajos comenzaron en las casas y luego continuaron en la costa y los centros comerciales. La gastronomía vivió un domingo con una demanda mayor.
Un abrazo, un desayuno en la cama, una cartita, un regalo, un momento compartido. En los hogares marplatenses, buena parte de los festejos por el Día del Padre comenzaron dentro del domicilio y, con el correr del día, a pesar del frío, continuaron en la costa, los centros comerciales y, en muchos casos, culminaron en locales gastronómicos, que registraron con satisfacción una afluencia mayor a la de otros domingos.
El Día del Padre llegó con un clima fresco, acorde a la época (a solo una semana del inicio del invierno), pero acompañado de una jornada soleada y sin precipitaciones. Este escenario permitió que miles de marplatenses y turistas que visitan la ciudad durante el fin de semana largo celebraran la fecha en familia, con un plan diferente para romper la cotidianeidad.
Cerca del mediodía, el termómetro aun marcaba apenas 7 grados, en un domingo en el que al sol le costó elevar la temperatura, que apenas alcanzó los 12 grados por la tarde. Con abrigo y ganas de salir, el cielo despejado fue una invitación a pasear, y ya desde temprano comenzó a notarse el movimiento en distintos puntos de la ciudad.
Con un 40% de ocupación hotelera, el Día del Padre volvió a coincidir este año con un fin de semana largo, que tendrá otro consecutivo a partir del viernes próximo. En ambos casos, la afluencia de visitantes se mantiene “muy pareja”, según estimaron operadores del sector turístico.
En este marco, familias marplatenses y turistas compartieron un domingo de festejos que en muchos casos incluyó desayunos, almuerzos o cenas en cafés, parrillas y restaurantes, aprovechando el lunes feriado para extender las celebraciones.
En la zona de Güemes, por ejemplo, varios restaurantes trabajaron con reservas completas y listas de espera al mediodía, reflejando una demanda significativamente mayor a la habitual, en un contexto económico complejo marcado por la caída del consumo.
De hecho, muchos locales que habitualmente no venían abriendo al público los domingos, esta vez hicieron la excepción, motivados por las reservas previas como así también por la necesidad de facturar más ante el delicado momento que vive la actividad, como vienen advirtiendo tanto los dueños de locales como el gremio de trabajadores hoteleros y gastronómicos.
En particular, las parrillas, los restaurantes de pastas y los bodegones fueron nuevamente algunos de los rubros más elegidos. En muchos casos, los establecimientos ofrecieron descuentos y promociones especiales para atraer comensales. También las pizzerías registraron una buena demanda, sobre todo durante la noche.
“La verdad es que se trabajó bastante bien, un domingo atípico en un momento donde el consumo viene bastante flojo”, comentó un empresario del sector, que ya durante la semana venía sorprendiendo con las consultas y las reservas que se sumaban para este día.
En los salones, muchas mesas lucieron una impronta claramente familiar, con bolsas de regalos entre las sillas. Este año, entre los obsequios más elegidos se destacaron ropa, tecnología, vinos, artículos deportivos y perfumes, impulsados por una amplia variedad de promociones bancarias, descuentos especiales y pagos en hasta 12 cuotas sin interés en numerosos locales.
Durante toda la jornada, el movimiento en las calles marplatenses combinó la impronta familiar de la fecha con el turismo. Por cierto, según los operadores del sector, las expectativas son mejores para el próximo fin de semana largo, cuando esperan que la ocupación hotelera ascienda al menos al 50%.